Aprendizaje cooperativo en Educación Infantil

Cuando llegué a este cole lo primero que me dijeron fue que la metodología del centro era el APRENDIZAJE COOPERATIVO. ¡Socooorroooo!, pensé. Nunca había trabajado con esta metodología y tampoco sabía mucho más allá de algo de los roles y alguna dinámica famosa tipo folio-giratorio.

Después, en la primera reunión de ciclo que tuvimos, las profes veteranas nos debieron ver algo agobiadas con tanta pregunta sobre el tema y vinieron a calmar nuestra sed de conocimientos con un: "a ver, lo del cooperativo en infantil... como que no. Son muy pequeños. Puedes hacer cosas, como el encargado de material. Vamos, lo que llevamos haciendo toda la vida pero sin ponerle nombre".

Tras esto cogí un par de libros de la biblioteca y me puse a buscar a conciencia, y finalmente hasta un seminario en el cole y todo un curso de experimentar en el aula (pobrecitos míos) tras el que descubrí que, aunque es cierto que la mayor parte de la bibliografía, tanto base teórica como dinámicas, está enfocada a edades algo superiores; claro que puede aplicarse en infantil y que aquello de "el encargado de material de toda la vida" no es exactamente aprendizaje cooperativo.

Nunca me ha gustado eso de definirnos o encajarnos en una metodología concreta, creo que todas tienen cosas muy positivas y enriquecedoras según el contexto y el momento y la mejor forma de acompañar el aprendizaje es probablemente un cúmulo de todas aquellas metodologías en las que crees y te representan. Creo mucho en el movimiento libre de Emmi Pikler, me enamoran los materiales y la importancia que otorga al ambiente la pedagogía Montessori, considero vital tener en cuenta las inteligencias múltiples; y aunque ni trabajo por proyectos ni rincones, procuro fomentar la búsqueda y la organización autónoma de la información y en mi aula hay cuatro zonas de actividad con diferentes propuestas a las que acuden a diario en equipos cooperativos. ¿¡¡!!? ¿Es coherente mezclar todo esto? No lo sé, pero yo lo hago y creo que me funciona.

Por todo esto, no voy a extenderme en la base teórica el aprendizaje cooperativo (hay infinidad de bibliografía al respecto y yo no soy ninguna experta), pero voy a ir contándoos mis andanzas por este terreno a través de mis experiencias en el aula. Para mí, la clave ha sido comprender la importancia de las relaciones de interdependencia que se crean en el proceso. Resumiendo muy mucho, no se trata solo de hacer algo juntos (que también) sino de confiar, esperar y conceder el mismo valor e importancia a las diferentes partes de un todo que en este caso son las diferentes tareas o funciones de cada miembro del equipo en la consecución de un objetivo común. Cooperar supone entender que por muy buena que yo sea en algo, siempre voy a necesitar de los demás para conseguir un fin.

Pues bien, como sabéis el primer paso es formar equipos. Aquí sí que considero importante tener en cuenta la teoría para conseguir grupos heterogéneos en los que todos puedan aportar y tirar del que lo necesita, sin que se encuentren en puntos totalmente opuestos en cuanto a intereses (zona de desarrollo próximo de Vygotsky). Aunque hay quien defiende que los grupos los formen los propios alumnos libremente, yo considero que la prioridad en este caso es conseguir equipos con estas características así que en mi caso los equipos los he hecho yo.

Una vez formados, el siguiente paso es dotar al grupo de identidad: elegimos un nombre y un logo. Es cierto que al principio y sobre todo con los más pequeños puede resultar complicado en primer lugar, que evoquen algo de forma abstracta, y en segundo lugar, que se pongan de acuerdo. No están acostumbrados a hacerlo y aquí me dí cuenta de lo poco que se les deja elegir e imaginar, pero una vez que empiezan... ¡es increíble las cosas que salen! 
Si esto os pasa podéis ayudarles guiándoles con preguntas sobre sus gustos y finalmente, si no se ponen de acuerdo (que es lo más probable), votamos. Para esto, yo les ayudo a dibujar las diferentes opciones y van colocando un papelito o trozo de algo sobre lo que más les guste. Es muy visual y facilita el recuento. 
Para el logo, realizamos búsquedas de imágenes en la PDI y elegimos de la misma forma el que más nos gusta.

A partir de aquí, podéis dedicar dos semanas o incluso o el primer mes a afianzar la identidad del equipo con diferentes dinámicas y propuestas según la edad y lo acostumbrados que estén antes de comenzar con los roles. Llenamos el aula con los logos, yo los incluí en los carteles de las perchas, las bandejas de material individual, etc. 

Para terminar, os dejo uno de los materiales estrella que ha estado fijo durante todo el curso en el rincón de las letras y que salió de una de estas dinámicas: los "carteles de los equipos" con las fotos de los integrantes y un espacio para que escriban sus nombres (yo los metía en las fundas de plástico y escribían y borraban con rotus. Podéis plastificarlos también). Este año, además de los nombres, tienen que intentar escribir entre todos el nombre del equipo.




Y hasta aquí por hoy, en el próximo post hablaré de algunas de estas dinámicas para cohesionar el grupo y afianzar la identidad y después seguiremos con los roles.



... Sí, tengo un equipo que se llama "jabón"...


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